Desde la perspectiva actual, la vida de Sebastian Kneipp podría ser el modelo de una película de Hollywood: el hijo de un tejedor con una sed insaciable de conocimiento; cae gravemente enfermo, se cura a sí mismo y pronto trata a los demás con sus enseñanzas: los más pobres entre los pobres, los más ricos entre los ricos, sirvientas, campesinos, princesas, maharajás, el Papa; se convierte en una celebridad internacional, transforma un pueblo agrícola en un balneario de fama mundial, trabaja contra viento y marea, pero siempre por la salud de las personas, incansablemente, hasta su último aliento.