En la época de Kneipp, la vida cotidiana era muy diferente a la actual. No solo trataba de intentar "ganarse la vida"; además, al principio de la revolución industrial, el trabajo físico solía significar un trabajo duro debido a la falta de ayudas técnicas.
En consecuencia, muy poca gente pensaba en los periodos de descanso consciente, y mucho menos en el mindfulness, el autocuidado y demás, lo que no impidió a Sebastian Kneipp señalar la importancia de un orden de vida sensato. Al fin y al cabo, estaba convencido de que un cuerpo sano (que no era el menor de los medios de vida de la población trabajadora) y el equilibrio mental sólo pueden lograrse mediante un estilo de vida equilibrado.