Llega septiembre y dejamos atrás las vacaciones para volver a retomar el pulso a lo cotidiano. Y muy a menudo, esta vuelta a la rutina se convierte en fuente de estrés, al añorar el bienestar de los días estivales.


Pero esto no es perjudicial, ya que el estrés, en dosis moderadas, es un activador de nuestro sistema de alerta, un valioso mecanismo de defensa que nos puede ayudar a rendir más y mejor.


El problema viene cuando el estrés aumenta hasta el punto de afectar a nuestros pensamientos y emociones, nuestro estado de ánimo y nuestra salud.



Consecuencias del estrés excesivo

Son muchas las consecuencias derivadas de los efectos del estrés. Algunas de las más frecuentes son: dolor de cabeza, insomnio, sensación de malestar e irritabilidad, aumento de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, apatía y falta de motivación, ansiedad, tristeza… la lista es interminable.


De ahí que sea tan importante aprender técnicas de relajación para reducir el estrés de forma natural. Por suerte, hay muchas formas de conseguir paliar sus efectos con facilidad. 


Hemos seleccionado algunas de las técnicas más sencillas para conseguir reducir el estrés naturalmente.



Técnicas de relajación para reducir el estrés


1. Respiración profunda. 


Algo tan sencillo y natural como nuestra propia respiración nos puede ayudar a reducir los niveles de estrés. Al respirar pausadamente y de forma consciente, el cerebro entenderá que debe calmarse, por lo que bajará la frecuencia cardíaca y la presión arterial descenderá. Además, el prestar atención a la respiración evitará que divaguemos en pensamientos estresantes y nos centremos más en el momento presente, disminuyendo la ansiedad.


Puedes practicarla en cualquier momento, basta con que te sientes y mantengas la espalda erguida, a la vez que colocas una mano sobre el pecho y la otra en el abdomen. Inspira lentamente por la nariz (durante cinco segundos) y, a continuación, exhala despacio (durante cinco segundos) por la boca, sintiendo cómo tu abdomen se vacía de aire.


Intenta ir guiando tu respiración para que el aire llegue al abdomen y el movimiento de la mano que tienes sobre él sea mayor que el de la que permanece sobre el pecho. Así sabrás que has conseguido realizar la respiración profunda.

Repite el ejercicio varias veces (entre tres y cinco minutos) y, al terminar, observa la sensación de calma que experimentan tu cuerpo y tu mente.



2. Relajación muscular progresiva



Esta técnica consiste en ir relajando progresivamente los músculos del cuerpo.


Para realizarla conviene estar en una posición cómoda con los ojos cerrados. Hay que tensar durante unos segundos los músculos del pie, notando la tensión muscular, y a continuación, ir relajando los músculos y sintiendo cómo disminuye la tensión y el pie queda relajado. El ejercicio se repetirá después con el otro pie, las piernas, el abdomen, los brazos… así hasta finalizar con todos los grupos musculares.


Una vez tensado y relajado todo el cuerpo, observa la sensación de relax e intenta maximizarla, relajando aún más los músculos si te es posible, y dedica unos minutos a sentir la calma.



3. Mindfulness



El mindfulness consiste en la práctica de la meditación, y sus beneficios para cuerpo y mente son excelentes. Si decides iniciarte en esta relajante práctica para reducir tu nivel de estrés, aquí tienes nuestros consejos para principiantes. Si eres constante no tardarás en ver los resultados.


Existen otras muchas técnicas de relajación que puedes practicar por separado o como complemento a las que te hemos propuesto. Yoga, taichí, visualización, musicoterapia… lo importante es conseguir mantener a raya el estrés.


No olvides nuestros consejos para afrontar la vuelta a la rutina después de vacaciones y, si te cuesta relajarte y descansar, cuentas con la ayuda de Sueño Complet, un mini comprimido bicapa de doble acción con melatonina, para garantizar un sueño reparador. Y para el estrés…



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