Los beneficios del agua para la salud y el bienestar han sido conocidos y aprovechados desde hace miles de años por todas las culturas.


Aunque los ejemplos son incontables, tal vez el primero que a la mayoría nos viene a la mente es el de la antigua Roma. El uso del agua y los masajes con finalidades higiénicas y curativas era tan extendido que los baños termales se convirtieron en el más importante lugar de ocio y reunión para los ciudadanos romanos.


Mucho tiempo después, ya en el siglo XIX, Sebastian Kneipp recogió y amplió el saber popular y erudito existente en su tiempo sobre el agua y sus beneficios para desarrollar numerosas técnicas de hidroterapia.


Esas técnicas fueron tan exitosas y difundidas que valieron a Kneipp el sobrenombre de “párroco del agua”. Él mismo se sirvió de algunas de ellas para sanar de su tuberculosis, infección mortal para la que por aquel entonces no se conocía cura



“Hidroterapia” para beneficiar al cuerpo…

Hoy en día, claro está, no necesitamos recurrir a estos remedios para combatir tan terribles enfermedades. Pero sin duda podemos aprovechar los enormes beneficios que el agua puede tener en nuestro organismo.


Entre éstos se hallan sus efectos en la circulación de la sangre. Por ejemplo, bañarse en agua caliente ayuda a la sangre a alcanzar pies y manos, zonas que por su ubicación exigen al corazón un mayor esfuerzo de bombeo. Esto hace de los baños en agua caliente un gran aliado para muchas personas con problemas cardíacos y circulatorios.


Los beneficios de una mejor circulación de la sangre se notan también en el funcionamiento de los pulmones. A mejor circulación, mayor oxigenación del organismo, a lo que se suman los efectos del vapor que desprende el agua, el cual desobstruye el pecho y los senos paranasales.


Por supuesto, el mayor flujo de sangre ayuda también a relajar los músculos. Éstos reciben más oxígeno y nutrientes, lo que explica por qué tras una sesión de ejercicio especialmente intensa, o tras pasar el día rígidos en la silla frente al ordenador, un buen baño relajante desentumece nuestra musculatura y la deja como nueva.



…y un buen baño para relajar la mente

Pero sin duda los beneficios que más a menudo asociamos a un baño en agua caliente tienen que ver con nuestra mente y nuestro estado de ánimo.


Para algunos, esto tiene que ver con el hecho de que sumergirse en agua nos retrotrae a cuando nos hallábamos en el vientre materno, para otros se debe a la influencia de la temperatura del agua en los niveles de serotonina, la famosa hormona del bienestar.


Sea como sea, pocas cosas se agradecen tanto al final de una jornada extenuante como disfrutar de un baño relajante y burbujeante en la bañera. La combinación de aislamiento, silencio y confort, que tan esquivos nos resultan en nuestro día a día, te servirá para relajar la mente y brindarte una sensación de seguridad difícil de superar.



Consigue el baño relajante perfecto

Si quieres reforzar estos beneficios para cuerpo y mente te sugerimos que aproveches este tiempo en la bañera para regalarte una breve (o larga) sesión de automasaje.

El masaje estimula aún más la llegada de sangre a todo el cuerpo, incrementando así la relajación de tus músculos y tu mente.


Al aplicarlo, además, atraes esa sangre a la superficie, lo que se refleja en el aspecto de tu piel. Súmale el estímulo que el automasaje supondrá para las glándulas secretoras de tu piel, y los efectos del agua caliente en la apertura de los poros y tendrás todos los elementos para una piel perfecta.


Para ello puedes aprovechar nuestra gama de productos para el baño Goodbye Stress, compuesta por un gel de ducha, una loción corporal y una crema de manos. Su refrescante y fragante fórmula, con aceite esencial de romero y extracto de menta acuática, no sólo se dejará ver en el aspecto de tu piel, sino en tu estado de ánimo, ya que el gel de ducha transforma el estrés en energía positiva*.