Lo que poca gente sabe es que, aunque se reciclen envases de plástico derivados del petróleo, siempre hay que añadir plástico nuevo, ya que, de lo contrario, la calidad se deteriora y el material se vuelve demasiado quebradizo. Por tanto, el proceso de reciclado sólo funciona mientras el flujo de reciclado, por ejemplo a través de la Bolsa Amarilla, contenga también envases fabricados con plástico virgen.
Además, la infraestructura de reciclado existente todavía no funciona de forma óptima, ni siquiera en la UE, y la situación no es mejor en todo el mundo. Por ejemplo, sólo se recicla realmente alrededor del 35% del contenedor amarillo. El resto acaba en lo que se conoce como aprovechamiento térmico, es decir, se incineran valiosos recursos.¹