El invierno está a la vuelta de la esquina, y con él esa familiar y desagradable sensación de tener los labios resecos y cortados. Por suerte, contamos con un versátil y efectivo aliado: el bálsamo labial, un pequeño complemento para el cuidado de los labios que no dejará de acompañarnos durante todos estos meses.


No obstante, no todos los bálsamos son iguales. Muchos de los bálsamos labiales presentes en el mercado contienen productos químicos, que aplicados a menudo en los labios pueden acabar teniendo efectos adversos a los deseados.


Vamos a verlo con más detalle.


¿Por qué usar un bálsamo labial?

Todos hemos notado alguna vez el alivio casi inmediato que proporciona aplicar un bálsamo a los labios agrietados o deshidratados. Basta con frotarlo unos segundos para sentirlos de nuevo humedecidos y calmar esa molesta sensación de tirantez que la sequedad y el frío del ambiente provocan.


Pero los beneficios de un bálsamo van más allá de ablandar los labios secos. Un buen bálsamo labial puede ayudar a hidratarlos, por fuera y por dentro.


Solemos tener muy presente las bondades de una crema hidratante facial, pero no reparamos en que los labios no cuentan con la gruesa capa de piel que cubre el rostro, motivo precisamente por el que se agrietan y resecan con tanta facilidad. Un bálsamo labial hidratante es pues una genial opción para el cuidado de tus labios y para asegurar que estén húmedos y bien nutridos.


Por otro lado, los labios no son inmunes a los efectos de una exposición al sol demasiado intensa. Con el bálsamo de labios ayudas a protegerlos y a la vez los ayudas a reparar las heridas causadas por los rayos solares.


Añádele los agradables aromas y sabores que estos productos suelen incorporar y ya tienes la explicación de por qué durante estos fríos meses los bálsamos labiales están presentes en tantos bolsos y bolsillos.



No todos los bálsamos labiales son adecuados

La otra cara de la moneda está en la oferta de bálsamos de labios presente en farmacias, perfumerías u otros establecimientos. Y ahí es donde debes andarte con ojo.

Muchos de los bálsamos labiales, al igual que otros tantos productos para la piel, contienen aceites minerales derivados del petróleo. Se trata de sustancias que los fabricantes eligen en primer lugar por su menor coste, pero también por la inmediata sensación de hidratación que proporcionan.


En realidad, esta supuesta hidratación consiste en que los aceites minerales de estos bálsamos forman una densa película que “sella” la superficie de los labios. Esto les impide transpirar de forma natural y favorece a la larga que se resequen todavía más.


Como se emplean con fines cosméticos, tales aceites pasarían más bien por inocuos… Si no fuera por un pequeño detalle: aquello que depositas varias veces al día en tus labios es muy fácil que pase a tu boca, y de ahí acabe llegando a tu estómago, con los potenciales daños para la salud que ello entraña.



Elige un bálsamo labial natural

Si deseas mantener unos labios hidratados y libres de grietas todo el invierno sin por ello exponerte a dañar tu salud, procura siempre elegir bálsamos naturales y libres de aceites minerales.


Lo ideal es optar por bálsamos elaborados con aceites vegetales. Por su composición, éstos son fácilmente absorbidos por la piel. De ese modo, a la vez que calman la sensación de tirantez ayudan a los labios a hidratarse y repararse desde dentro.


En Kneipp te ofrecemos una completa gama de bálsamos labiales 100% naturales. Desde Intensive Care, con semillas de saúco y manteca de karité para una hidratación intensa y sensual, a Sensitive Care, con el suave aroma del aceite de almendra de alta calidad, ideal para labios sensibles; Extra Care, con manteca de cupuaçu y extracto de vainilla para un sabor dulce y cuidado intensivo extra, o nuestra novedad, Hydro Care, con el refrescante toque de la menta acuática.